Y me llene la cabeza de gusanos hambrientos
Que se comían poco a poco cada uno de los segundos de mis días
Asqueado de mi mismo y de mis alrededores
Vivo devorado por sanguijuelas en cada uno de mis músculos, mis nervios y mis huesos
Hoy los siento reptar bajo mi ojo izquierdo
Atrapado por los monstruos del tedio
Infatigables borran mis sueños cada vez más y más inalcanzables
Y me pesan los dedos al escribir versos
Y me pesa el cuerpo al levantar vuelo
Y opto por embriagarme fantaseando con el deseo
Porque el deseo es un gusano que me carcome
Y que cada día va haciéndose más grande y purulento
Come sin descanso con el peligro de que pueda explotar en cualquier momento
Me desgasta como la tierra que se erosiona por producir frutos sin descanso
Y me desgasta como un vicioso
Que vende hasta su alma por tener más
Y mientras tanto los gusanos se comen las paredes de mi habitación
Su rastro de devastación se ve acompañado de una nauseabunda y hedionda baba
Soy uno con su devastación
Y lleno de agujeros pronto caeré con las paredes y el techo que me rodean
Con los fantasmas y dioses que me persiguen
Con los amores y fantasías que me apasionan
Con el deseo y todos los sueños
Y no quedara nada
Nada más que estos gusanos con forma de versos
Comiéndote los ojos y los oídos
Y siendo a la vez comidos
Por otros gusanos con forma de humanos
publicado por juan manuel avilés
No hay comentarios:
Publicar un comentario